Contenido
Origen del gentilicio conejero: una mirada histórica
El nombre de la isla, Lanzarote, es una adaptación al castellano de ‘Lanceloto’, el nombre del explorador que redescubrió esta isla en 1312. El genovés Lanceloto Malocello fue uno de los primeros navegantes europeos en llegar a la isla de Lanzarote, allá por el siglo XIV, y a él se le debe el popular gentilicio de conejeros.
¿Por qué es así como se llama la gente de Lanzarote? La explicación es muy sencilla: por la abundancia de conejos en la isla que, en aquella época, permitía comerciar con pieles de este animal.
El gentilicio conejero procede de un término que empleaban los habitantes del Puerto de La Orotava de Tenerife (actual Puerto de la Cruz), donde los comerciantes lanzaroteños comerciaban con las pieles de los conejos.
Curiosamente, el principal intercambio comercial se producía con Londres, donde utilizaban esas pieles para hacer sombreros.
La cultura y tradiciones de los conejeros en Lanzarote
La gran cantidad de conejos que existía en la isla de Lanzarote permitió a sus habitantes dedicarse a la exportación de pieles de estos animales entre los siglos XIV y XIX. Aprovecharon la riqueza de su tierra para hacer negocio.
Después, y hasta los años 60 del siglo XX, los conejeros vivieron de la agricultura, la pesca y la ganadería caprina. Pero más tarde encontraron en el turismo su principal fuente de ingresos.
Pese a los cambios, su cultura y tradiciones tienen mucho que ver con aquella época en la que los navegantes iban y venían, exportando e importando productos que forman parte de, por ejemplo, la gastronomía canaria tradicional.
Durante mucho tiempo, la subsistencia de los conejeros se basó en la ganadería y en la agricultura, principalmente con el cultivo de cebada y trigo, necesarios para obtener el gofio (uno de sus platos más tradicionales).
Cómo los conejeros definen la identidad de Lanzarote
Se desconoce por qué había tantos conejos en Lanzarote en aquella época pero, desde que fueron introducidos en la isla, marcaron su identidad. De hecho, antes de esto, a los habitantes se les conocía como ‘majos’, otro gentilicio de Lanzarote que debes conocer, porque -aunque menos- se sigue utilizando hoy en día.
Pero la comercialización de pieles de conejo marcó un antes y un después. A lo largo de los siglos, esa influencia ha moldeado la identidad de Lanzarote y sus gentes, manifestándose en su cultura y tradiciones.
La conexión con la tierra y el mar forja un sentimiento de orgullo y pertenencia en los habitantes de Lanzarote. Los antiguos conejeros son el origen de su forma de vida, arraigada profundamente en su economía, su cultura y sus tradiciones.
La importancia de los gentilicios en las Islas Canarias
En Lanzarote, y en las Islas Canarias en general, conocer y utilizar correctamente los gentilicios es una muestra de respeto, pues esto da valor a la identidad cultural de cada lugar.
Para los canarios, conocer el gentilicio de Lanzarote y del resto de islas forma parte de su sentido de pertenencia, pues esta forma de llamar a los habitantes de cada lugar entraña parte de su historia e idiosincrasia.
Esto significa que, para quienes visitan las islas, familiarizarse con estos gentilicios es una manera de acercarse y comprender mejor la cultura y las tradiciones locales. Y, para los habitantes de Lanzarote, el sentido de pertenencia es una seña de identidad de su tierra.