El Charco de San Ginés es uno de los lugares más visitados de Lanzarote. Se trata de una extensa laguna natural de agua salada que nació como un pequeño puerto pesquero -está rodeada de casitas blancas de pescadores- y que, en la época de conquistas, sirvió como parada esencial para las rutas marítimas de los barcos que llegaban a España cargados desde América Latina.
Esos cargamentos, entre los que se incluía oro, atrajeron la llegada de piratas, lo que propició la construcción de fortalezas defensivas como el Castillo de San Gabriel o el Castillo de San José.
Tal importancia adquirió este puerto que la capital de Lanzarote se terminó trasladando desde Teguise hasta Arrecife, motivada también por la actividad volcánica del interior de la isla.
Con el tiempo, las necesidades del puerto se incrementaron y el Charco de San Ginés quedó sólo para uso de pequeñas barcas de pesca.